domingo, 6 de marzo de 2011

Triste Rúbrica en Torres (Cantabria)

Esta es la rúbrica que las antiguas gestoras de la “protectora” de Torres (Cantabria) donde malviven más de 400 perros han dejado antes de abandonar dicha gestión.

Para ver fotos : http://russellsimoni.wordpress.com/2011/03/04/triste-rubrica-en-torres-cantabria/

-Una caseta de obra para guardar material y cambiarse, que en su día alguien donó, completamente desguazada.

-Metros y metros de manguera para la limpieza y abastecimiento de agua de los perros cortada en pedazos, de máximo, metro y medio.

-Desaparición del contenedor donde se guardaba el pienso para aislarlo de roedores e inclemencias.


-Vaciado del depósito de agua.


-Y un montón de animales desamparados, alguno de ellos incluso agonizando a los que ni siquiera tuvieron la decencia de darles una muerte digna.


Ahora es el momento de reconstruir todo lo destruido, de darles a estos animales una VIDA, porque lo que han tenido y tienen hasta el momento es una auténtica condena.


Si crees que puedes ayudar en algo, escríbenos a huellascantabria@yahoo.es



ADOPTA, NO COMPRES
http://www.aspacan.org/
Videos:

http://vimeo.com/20538064
http://vimeo.com/20540214

miércoles, 22 de diciembre de 2010

El tráfico de cachorros de raza cobra fuerza en Reyes

Más de 200.000 perros llegan todos los años a España desde Europa del este.El aumento de la demanda de animales en estas fechas lleva a las tiendas a acudir a criaderos del este. La palabra «cachorro» sigue en las cartas de los Reyes Magos y, con el aumento de la demanda, crece el tráfico de criaturas de raza que llegan de unos criaderos «oscuros, sórdidos, insalubres y estresantes». La mayoría de las tiendas españolas de animales venden cachorros procedentes de Europa del este. Los compran por unos 60 euros y los venden por 600, 800 e incluso más de 1.000. «Un negocio redondo».

Terrible el mal estado en el que llegan, la dureza del viaje y los que fallecen en el camino. «Muchos de ellos, con apenas 20 días, tienen que superar un viaje agotador de tres días en camión, sin recibir los cuidados necesarios». Sólo de Madrid a Bratislava hay unos 2.500 kilómetros, que los cachorros hacen hacinados en camiones. Al ser unos cien perros, a los conductores les es imposible dedicarles la atención adecuada, «ni siquiera para alimentarlos tres veces al día». En algunos transportes hay cachorros que llegan muertos por el hambre, la sed, la enfermedad y el miedo. Más del 70% de los que sí llegan vivos mueren cuando ya se encuentran con sus nuevas familias, previamente infectados de parvo o moquillo.

Los viajes son organizados por grandes tiendas, que luego a su vez actúan como mayoristas para abastecer a tiendas más pequeñas. Ya es hora de que nos neguemos a sostener este negocio despreciable gestionado por gente sin escrúpulos.

Hungría, Eslovaquia y República Checa, con las «Puppy Mills» más grandes de Europa, son las granjas que abastecen al mercado español. Para tener una idea de las condiciones en las que viven, una protectora francesa ha colgado un vídeo con cámara oculta en el que se ven imágenes de un criadero de Eslovaquia. «En sus países de origen hay “baterías de cría’’ en las que las perritas están encerradas pariendo camadas una tras otra. La comida se mezcla con las heces y los animales viven sometidos a una explotación sin piedad». Hay incluso criaderos españoles que traen a sus perros de otros países y los mantienen en sus instalaciones. Unos se destinarán a la venta y otros a la cría. «Es importante que la opinión pública sepa que muchos de esos puntos de venta de cachorros son ilegales, y que en ellos los animales viven en condiciones horribles». Es fácil cambiar la cartilla del pedigree y hasta la del veterinario, y lo que es peor: cuando algún dueño reclama por el fallecimiento o la enfermedad de su recién comprada mascota, en algunas tiendas, simplemente, la cambian por otra, como si de un objeto cualquiera se tratase. Sorprende el hecho de que frente al problema del abandono en nuestro país (180.000 animales fueron recogidos de las calles en 2008) entren 200.000 en pésimas condiciones. El peligro de la rabia Los cachorros que llegan a España tienen unos 20 días. Pese a que en su cartilla veterinaria pone que están vacunados de la rabia, si son tan pequeños la vacuna no es efectiva. «Esto resulta especialmente grave si tenemos en cuenta que en Hungría hubo varios casos de rabia en fauna silvestre en 2004», «no sólo estamos hablando de bienestar animal, sino de salud pública. Un día nos llegará un cachorro con rabia y supondrá un grave peligro, ya que nadie va a informar a la familia que lo compre de su verdadera procedencia».

sábado, 27 de marzo de 2010

Respuesta a las declaraciones hechas por Miguel Ángel Revilla al respecto del sector antitaurino

http://www.eldiariomontanes.es/v/20100228/sociedad/destacados/estos-ecologistas-vuelto-violentos-20100228.html?error3

Remitimos este comunicado a los medios de comunicación, así como al gabinete (secretaría) de presidencia del Gobierno de Cantabria, a raíz de las declaraciones vertidas sobre el movimiento antitaurino del señor Miguel Ángel Revilla.



A raíz de las manifestaciones en la gala de entrega de galardones taurinos de la pasada feria de Santiago 2009 de Santander, celebrada este viernes en el Hotel Palacio del Mar, que, a modo de mitin ha lanzado el Presidente del Gobierno de Cantabria en defensa de lo que para el es una “expresión artística” y para nosotros y la mayoría de ciudadanos sensibles un claro maltrato a un animal. No quedándose ahí, tachándonos además de violentos y acosadores a los defensores de los animales, queremos hacer unas apreciaciones y aclaraciones al respecto.



En primer lugar, los que se divierten mientras un animal es torturado, sufre, vomita sangre y finalmente muere, son los taurinos, no nosotros, el gesto violento es de su parte, no de la nuestra, nosotros solo ejercemos nuestro derecho a discrepar y a manifestarnos como lo dice la constitución. A nosotros no nos divierte o entretiene contemplar como un grupo de personas torturan a una bella criatura hasta su muerte, no somos nosotros los que tenemos una actitud violenta, precisamente somos los que mostramos una actitud pacífica rechazando la violencia hacia los animales. Si al señor Revilla no le gusta que se discrepe y que la gente se manifieste contra lo que se considere injusto, el problema lo tiene él, si el señor Revilla ve como un acoso el derecho a la libre manifestación, el problema lo tiene el señor Revilla, no nosotros.



En segundo lugar, nos tacha de violentos en nuestras protestas. Conocemos de antemano nuestros derechos y la forma en la que debemos de comportarnos y expresarnos en las mismas, los que pueden llegar a exaltarse son los taurinos, que no conocen las formas puesto que no se han informado, los manifestantes las conocemos y no le quepa la menor duda que los responsables mantenemos un orden interno para evitar que surjan enfrentamientos, gritamos nuestras consignas y nunca recurrimos al insulto. Si alguien tiene que valorar nuestra actitud en las protestas, manifestaciones y concentraciones es la policía o la autoridad competente que corresponda estando presente en ese momento, y, hasta el momento, por parte de la misma no ha habido ningún juicio de valor, denuncia o similar hacia nuestro comportamiento. ¿De verdad este señor piensa que nuestra actitud es violenta? Honestamente, nos gustaría haberle visto en nuestro lugar durante la concentración del pasado mes de agosto en Ampuero, una protesta legal, legítima y pacífica por nuestra parte en la cual fuimos agredidos y vapuleados por parte de un grupo de personas contrarias a nuestras reivindicaciones por el simple hecho de ejercer nuestro derecho constitucional a la libre manifestación. Cabe destacar que volveremos año tras año a Ampuero y a todas aquellas localidades que promocionen y exalten la violencia y el maltrato hacia los animales no humanos y que además encima, no den cabida a la libertad de expresión como fue el caso. Agresiones que sufrimos y las cuales, el señor Revilla en ningún momento condenó.



En tercer lugar, lo que hace el señor Revilla es demagogia barata, equiparando el hambre en el mundo con la antitauromaquia y las reivindicaciones de los animalistas. Nada tiene que ver una cosa con la otra, y probablemente él ignore lo que nosotros, los animalistas hacemos el resto del tiempo que no estamos luchando por los derechos de los animales no humanos, seguramente muchos de nosotros tenemos otros frentes abiertos, no solo el de los “no humanos”, al igual que ignorará lo que hace la afición taurina que se gasta un dineral por cada abono o entrada, y no invierte ese tiempo de ocio y ese dinero en ayudar a los demás. Nosotros al menos nos preocupamos por una causa justa, que ya es mucho más de lo que hace otra gente que pasa por la vida obviando el dolor ajeno, júzguelos a ellos en este caso, pero no a nosotros.

Una pregunta querríamos hacerle a nuestro presidente, ¿cuantas bocas se podrían alimentar solo con lo que se le paga al torero José Tomás en una corrida? Porque, por si no lo sabe (que lo sabe) este individuo recibe alrededor de 300.000€ por “faena”. Y no nos vale aquello de que hacen obras de caridad o corridas benéficas, pues si éstas no se llevasen acabo (suelen ser deficitarias) y el dinero que cuesta organizarlas se destinase a dichas obras de caridad, todos saldríamos ganando (incluidos los animales), pues no habría gasto alguno. ¿Cuántos pobres dejarían de serlo con el dinero que la ciudad de Santander invierte en tortura y muerte?

O, por qué no, en lugar de organizar masacres retocadas de esbozos artísticos, ¿por qué no organizan conciertos benéficos con figuras relevantes del ámbito cultural? seguramente los ingresos y la repercusión serían mayores.

Ya solamente en las cenas que se pegaron, en una de las cuales se vertieron estas declaraciones y todo lo que ella conlleva: publicidad, viajes, hoteles etc. Se hubiese podido paliar mucho dolor humano. Repetimos, equiparar una cosa con la otra es una opción absolutamente demagoga y carente de argumentos.



Por último, señalarle al señor Revilla y a todos aquellos que cuestionan nuestras acciones, que no les quepa la menor duda de que seguiremos manifestando nuestra oposición a la violencia taurina y de que cada día seremos más. Y que no se preocupe, España seguirá siendo España si la tauromaquia desaparece, al igual que superó y siguió siendo España cuando se abolió la Inquisición, cuando desapareció el feudalismo y la esclavitud, cuando la mujer tuvo derecho al voto, etc. no sé preocupe, la desunión de un país no depende de una “tradición” violenta, de una injusticia, donde la sangre es la protagonista y donde un animal que no tiene la culpa de nada es martirizado hasta su muerte, no, no se equivoque, hay otros factores de los cuales depende la estabilidad de un estado, así que preocúpese de éstos (que es su deber como representante y presidente de esta región) y no de mantener, defender y exaltar este insulto y este despropósito a todo un pueblo calificándolo de acervo cultural, porque solo es el residuo de una época oscura y sórdida que tiene que tender a desaparecer por el bien de la salud ética y moral de todo un estado, de todo un pueblo, con el cual se le identifica erróneamente.

Señor Revilla, afronte los cambios, reconozca que en cualquier sociedad avanzada no cabe la violencia gratuita hacia cualquier criatura, sea o no humana, ésta es la única manera de avanzar en cuanto a valores éticos y morales, la erradicación de la violencia en todos los ámbitos.


Huellas Cantabria
En defensa de los animales.
http://huellascantabria.webs.com/

 

viernes, 12 de marzo de 2010

ME OPONGO A QUE SE CONSIDERE LA TAUROMAQUIA COMO BIEN CULTURAL.

Solo seres sin piedad pueden sentirse satisfechos al contemplar como un animal sano e inocente poco a poco es acribillado y torturado hasta que se convierte en un despojo agonizante bañado en sangre que se recuesta para morir mientras la plebe enfervorecida ovaciona al ejecutor y aplaude una muerte premeditada. Muchos animales pasan por ese calvario para que unos cuantos disfruten ante semejante espectáculo criminal, espectáculo que paga el pueblo sin ser consultado. BASTA YA!



 

domingo, 21 de febrero de 2010

Relato antitaurino de Laura Perales

RELATO ANTITAURINO

http://usuarios.lycos.es/contraquerencia/Activos/Ecologia2.jpg

Si algo recuerdo de cuando era niño son sus ojos…

Parece como si el resto de mi infancia hubiera volado, o se hubiera rendido ante aquella mirada y, derrotada, se hubiera dejado llevar por el viento…Aunque recuerdo vagamente otras cosas. Recuerdo el sol sobre su pelo azabache mientras corría por aquellos campos, desafiando a la propia lógica con su porte y belleza, ¿acaso podía haber algo más hermoso en este mundo? Yo pensaba que no era posible, y cada día, tras terminar mis tareas diarias, acudía a observarle embelesado, confinado por mis semejantes en mi mundo de silencio y soledad, ya que,¿no os lo he dicho?, soy sordomudo. Sordomudo en un mundo en el que mi discapacidad era vista como una lacra, donde se me trataba como un paria, rodeado de personas con plena capacidad de uso de sus sentidos que aun así, eran ciegas, sordas y mudas por todo aquello que hacían. Y mi refugio eran sus ojos, aquellos ojos que hablaban conmigo hasta que me parecía escucharlos, y me contaban historias sobre el Sol y la Luna, la libertad, la vida. Y mientras mis semejantes me ignoraban y trataban a palos, descubrí que no había diferencias entre nosotros, que la única diferencia entre un hombre y un animal es hablar y gritar al mundo que está vivo, que siente, que sufre, que ríe y que ama. Pero aquellos hombres estaban obcecados por el orgullo y no veían las palabras que brotaban de su mirada, porque ellos no sabían hablar con el corazón. Hombres que no vacilaban en ahorcar a sus perros porque ya no corrían como antes tras la presa, perros que habían visto nacer y crecer durante años, fieles y sacrificados animales…Que separaban a los corderos y terneras de las madres que durante meses les habían protegido en su vientre, para darse un banquete y tirar sus despojos al fuego…sin mirarles nunca a los ojos, por si les escuchaban como hacía yo y sus sueños se veían perturbados.

Ese era mi mundo, verano tras verano, rodeado de muerte y crueldad, hasta que terminaba mis tareas y corría hacía el campo a verle a él, libre y hermoso, y entonces enterraba esos malos recuerdos. Recuerdo también que a veces mi madre venía a recogerme, intentando aparentar que estaba enfadada porque ya hacía rato que el sol había caído, cuando en vez de pensar en mi pensaba en la ira de mi padre y en esos puños que ella ya conocía de sobra, y muchas de esas veces la descubrí mirando a aquel toro con una mezcla de admiración, tristeza y cariño propias del ser humano que, aunque ellos no lo sabían, llevaban dentro.
Cada año pensaba que iba a ser el último que le viera, sacrificado en aras de una cruel tradición de sangre, en las fiestas patronales de mi pueblo, pero los años pasaban y mi toro seguía iluminando los campos con su pelo azabache, y yo seguía yendo cada día a verle para escapar de toda aquella muerte.

Pero ese año le eligieron como títere para su macabra función, y yo no regresé a casa aquella noche. Llegue a su cerca y por primera vez la salté, ignorando mis miedos y las advertencias de mi madre. Y por primera vez él se acercó. Despacio, como si cada paso fuera enormemente importante para su orgullo, levantando una suave película de polvo a su paso, hasta que se detuvo a unos pasos de mí y me miró con aquellos ojos que te lo decían todo. Me encontraron al día siguiente, dormido y con la cara surcada por las lágrimas, a los pies de la cerca del toro. Mi madre corrió hacia mí y me abrazó, pero mi padre me arrancó de sus brazos bruscamente y me zarandeo mientras me decía que iba a acudir a esa corrida me gustara o no, sin saber que yo ya había prometido a otro que estaría a su lado.

Y llegó el día…mis padres se arreglaban como si de una gran fiesta se tratase, y me arrastraron a aquel infame lugar que ningún niño debería pisar nunca, donde todo el pueblo vociferaba entre botas rebosantes de vino y ojos enloquecidos por el ansia de muerte, que para ellos se llamaba arte. Pasaron los toros de la tarde y yo me encerré en mi mundo silencioso cerrando los ojos todo lo fuerte que podía, hasta que llegó el último toro, al que yo conocía de sobra. Mi corazón dio un vuelco y supe que debía abrir los ojos porque había llegado el momento. No le dejaría solo. Salió como sólo él sabía hacerlo, de manera imponente y haciendo enmudecer a la plaza con su porte, un símbolo de poder que iba a ser arrebatado por el orgullo del hombre, rey y señor del mundo. Luchó con valor y perdió la apuesta, entre estocadas que abrían brechas por donde su vida escapaba, y que le convirtieron en un pobre animal tambaleante y fácil de manejar, para mayor diversión de aquellos cobardes. Jugaron con él de una manera que se me hizo eterna hasta que uno de aquellos hombres apareció con una espada en sus manos. Él se mantenía a duras penas sobre el sitio, sin moverse y trastabillando, pero levanto la mirada al cielo, primero hacia el cielo, y luego me miró a mi. Lo que me dijo no puede expresarse con viles palabras inventadas por el hombre, pues era lenguaje del corazón, el que él y yo compartíamos secretamente en aquel mundo hostil. Pero fue breve, ya que el acero lo hizo callar, y aquellos ojos donde antes había vida fueron velados por una oscura cortina, haciendo desaparecer una vida por unos minutos de gloria, haciendo de un mito un amasijo de carne ensangrentada. Mi padre no volvió a llevarme a una corrida ni a levantarme la mano, después de la ardiente mirada que le dirigí al terminar aquella farsa. Creo que me escuchó y le dio miedo y vergüenza lo que le dije. Así que simplemente hizo como si yo no existiera.

Los años que siguieron los viví encerrado en mi mismo, con aquellas imágenes grabadas a fuego en mi mente, hasta que pude escapar de aquel lugar y elegir el paso de mis actos. Y el tiempo, que todo lo cura, dejó que esos recuerdos se agazaparan en algún agujero recóndito de mi mente, esperando la señal para salir de nuevo abruptamente, señal que solía acudir algunas noches, en las que me despertaba bañado en lágrimas. Y en esas noches me escapo, subo a mi coche con mi galguita Lua y nos vamos al monte, a tumbarnos sobre la hierba llena de rocío, mirar las estrellas y escuchar del modo que sólo nosotros sabíamos hacer…y a veces me parece oírle cuando pasa una estrella fugaz, pero entonces Lua me lame la cara, desvío la mirada y le veo allí, en los ojos de mi Lua, en los ojos de todos aquellos que saben hablar con el corazón y que saben todo aquello que a los hombres se nos ha olvidado. Y doy gracias por no haber nacido sordo, mudo y ciego como los demás.
Laura Perales

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